LÁGRIMAS ROJAS

Lágrimas que van y vienen. Lágrimas que no respetan. Almas que se ahogan en la tormenta de la soledad. No hablan y prefieren ser mudas y cautelosas. El vapor las consume y se elevan a las estrellas. Los ángeles las transportan a la presencia de su dueño. Su trono, rodeado de querubines, es testigo de un alma destrozada. Suplican volver a su mundo.

Su dueño las toma suavemente en sus manos. Luchan con todas sus fuerzas hasta que se rinden. Su dueño las lleva a una habitación, las anestesia y todo queda paralizado. Comienza la operación: sueños rotos, ilusiones marchitas, decepciones de un cuervo negro, traiciones de mariposas que no entendieron su destino y, con su naturaleza animal, cortaron sus venas.

Las depresiones arroparon su entendimiento. Psicólogos y psiquiatras disfrazados de pastillas. Alucinaciones en un lago rojo. La esposaron mientras las rosas se convertían en tiburones con dientes afilados. Una pesada cruz llena de un espeso líquido vivo habitaba en ella un ADN incomprensible para las pirañas de la vida.

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