TRINEO DE TINTA

El invierno ha cedido su lugar, dejando tras de sí nuevas metas y un renovado trineo que navega en el resplandor de nuestro ser interior. Aquellos de nosotros dedicados a la distribución de letras nos consideramos afortunados de portar sobre nuestras espaldas la dicha y el amor inherentes en cada historia. Nos entregamos a la tarea de nutrir ese espíritu oprimido, revitalizándolo con cada línea escrita, abrazando el juego incluso en terrenos aún gélidos. No vestimos abrigos de lana; nuestra vestimenta es el calor que emana del proceso creativo. Capturamos la atención de aquellos escépticos a nuestro talento mediante un hechizo de palabras. Hemos sido desplegados en diversos puntos del universo, y juntos, agitamos las riendas de nuestro trineo, la casa de nuestra musa. Qué admirable es brindar con un cáliz de letras, en una humilde celebración de nuestra inspiración.

Ahora avanzamos, con la lámpara de nuestra pasión iluminando el camino hacia puertas aún no descubiertas. Nuevos universos imaginados nos aguardan, cada uno imbuido con un toque de lo divino, ansiosos por que un creador los revele al mundo. Felices son aquellos capaces de reconocer el talento y el don de la creación, regocijándose en la fraternidad del arte. Unidos por la esencia de aquel que nos otorgó libertad, el gran "Yo Soy", conocido también como Jesús, ha impregnado nuestro ser con su esencia divina. Hoy, armados con un valiente espíritu, rendimos homenaje al supremo Creador que reside en nuestras almas. A Él, toda nuestra gratitud y alabanza.

 

Es profundamente gratificante reconocer en cada momento que seguimos vivos gracias a su misericordia infinita. Es reconfortante saber que, aunque algunos puedan no entender o incluso mofarse, encontramos fuerza en permitir que nuestras letras hablen por nosotros, erigiendo castillos sobre la roca firme en su presencia. Qué magnífico es sentirse bendecido, sabiendo que nuestras imperfecciones en el camino no menguan el valor de nuestro trabajo. Qué sublime es experimentar el amor divino.

Mientras nos adentramos en esta travesía, nutridos por la inquebrantable fe y guiados por la luz de nuestra creatividad, cada letra que trazamos deja huella en el eterno lienzo del tiempo. En esta senda, encontramos propósito, conocimiento y una unión más profunda con el cosmos. La historia continúa, siempre extendiendo sus horizontes, invitándonos a explorar los vastos dominios de lo imaginable. En este viaje, somos tanto maestros como aprendices, eternamente en búsqueda de la próxima revelación que enriquecerá no sólo nuestras almas sino también las de aquellos a quienes nuestras historias toquen.

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