Hola, me llamo Alexio y quiero invitar a todos aquellos que deseen conocerme a sumergirse conmigo en este apocalipsis en el que vivimos. Les iré contando una variedad de historias que he encontrado en este camino terrorífico. Sé que todavía hay muchos sobrevivientes; he hablado con algunos de ellos a través de esta radio. Les envío un gran saludo si aún siguen con vida. No ha sido fácil enfrentar esta catástrofe, y el gobierno de los Estados Unidos ha tomado decisiones severas en varios sectores de la ciudad. Han enviado a las Fuerzas Armadas a destruir edificios donde se esconden hordas de zombis, lo cual, en mi opinión, es un acto extremadamente cruel.

 

Apenas han pasado dos meses desde que esto comenzó, y aunque las cosas no están marchando bien, no creo que sea motivo suficiente para eliminar a esos zombis que alguna vez fueron humanos como tú y yo. Pero también entiendo que la plaga se está extendiendo velozmente y que debemos tomar medidas para detenerla. Todo esto me asusta profundamente; incluso cuando los eliminan, uno no puede evitar sentirse culpable por los seres queridos que han sido perdidos. Pido perdón públicamente por aquellos a los que he tenido que matar. Es una carga que llevo conmigo, entre el sentido de supervivencia y el dolor por lo que se ha hecho.

 

Sin embargo, sigamos adelante. Estos zombis están peor que los de “The Walking Dead’’, menuda serie nos pusieron como un presagio. Como quien dice, fuimos preparados para luego tener que exterminarlos como si fueran la peor amenaza para la humanidad. Sé que alguien me está escuchando, y si te animas a hablar, estaré al pendiente de la radio. Cualquier cosa que desees compartir puede ayudarnos a liberar un poco el pánico y la depresión que lentamente se apodera de nosotros. Ese terror que se ha vuelto descomunal, y ¿quién lo hubiera pensado?

 

Últimamente, he estado pensando en iniciar una crónica diaria de estos eventos. Quizás podría llamarla “Día Uno”, recordando esos relatos que solía leer en Internet, todos con la misma temática de jóvenes escritores narrando sus fantasías apocalípticas. Pero ¿quién tiene la culpa de esto? Mía no es, supongo. O quizás debería titularlo “Ahogándome en lo deprimente de este apocalipsis”. No lo sé, son pensamientos tristes y alocados para compartir con mis oyentes, que seguramente deben de estar aburridos en sus refugios.

 

—Oigan, presten suma atención a este sobreviviente.

 

Hoy comienza esta especie de danza macabra y apocalíptica en mi blog, al que he llamado “Melodía Crónica’’. Sí, ese mismo al que el pájaro loco de brezo ha accedido, y donde he abierto una sesión titulada “Zona infectada’’. Y adivinen qué, soy tanto el autor como el protagonista de mi propia historia. Aunque estoy dolido, porque también me toca ser el guionista.

 

Lo frustrante es que quien me da órdenes a través de la radio parece ser bastante incompetente: “Señor Brezzo”. “Silencio Alexio, no menciones ese nombre o te quedarás sin suministros’’. Mi jefe, sí, ese mismo que me ascendió, el señor… Sí. B., solo se dedica a escribir sus relatos y dejarlos esparcidos por esta ciudad infestada, y luego soy yo quien tiene que recogerlos. Menuda tarea de supervivencia en el camino.

 

Quiero decirles a todos mis queridos deprimidos del apocalipsis que los amo. Es un título perfecto para un relato: “Queridos Deprimidos del Apocalipsis’’. Esto no es un adiós, simplemente un punto y seguido. No apagues la radio todavía.

 

Casi olvido mencionar el nombre del relato dentro de mi historia: lo he llamado “El último suspiro’’. Vaya título, lleno de un fastidioso ego, lo admito. Está bien, lo sé, es un pecado carnal, ¡pero! ¡OOPS! sorpresa, ya no es válido porque estamos en el apocalipsis de los subnormales zombis. Les mando un abrazo, besos, y, sobre todo, gracias por dejarme entrar en su mundo creativo. Aunque todo esto pueda parecer un chiste, al menos me queda algo de humor en medio de esta tormenta.

 

Ah, y antes de que se me olvide, permíteme compartir un chiste: ¿qué le dijo un chiste a un zombi? Le dijo: “idiota, no me puedes comer”. No sé si es un gran chiste, pero al menos es un intento de mantener algo de ligereza en este mundo oscuro.

 

Con esto, espero seguir acompañándolos, seguir siendo una voz y una presencia a través de estos días difíciles. La lucha continúa, y aquí estoy yo, Alexio, recibiendo órdenes aún de un desconocido que he nombrado señor B. Tratando de hacerle frente con palabras e historias en un mundo que parece haber olvidado ambas cosas.


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